Una experiencia hacia la felicidad
De todos es sabido que el Jamón Ibérico de Bellota es uno de esos manjares que comparte el mismo estatus de excelencia que otros productos “delicatessen”; como el caviar, la trufa o el foie de pato. Además, los que consumimos este producto, sabemos que nos protege la salud por su composición de proteínas, grasas saturadas y demás elementos nutricionales que nos aporta este alimento.
Ahora bien, ¿qué tienen que ver los sentidos y el jamón, cómo para querer realizar esta entrada en el blog? Pues muy fácil, nosotros usamos nuestros sentidos para alcanzar la felicidad, y es posible ser feliz. Me explico.
Ante una pata estilizada de jamón, el olfato nos adelanta a qué nos vamos a enfrentar. Percibimos esos aromas profundos de las dehesas donde viven nuestros animales. Tenemos la sensación de que algo extraordinario va a ocurrir.
Para confirmarlo usamos la vista. Ante nuestros ojos se muestra una loncha de colores rojizos, con incrustaciones irregulares en blancos, no sé, ¿cómo describir lo que tienes delante? ¿Y ese brillo, por qué me atrae?
No nos queda más remedio que coger esa loncha para probarla, y es ahí donde el tacto, a través de tus dedos, empieza a hacer un escáner y palpas la textura de la grasa, el grosor de la tapa y todas esas peculiaridades que nos presenta un producto como éste.
Cuando llega a nuestra boca, es la hora de que el gusto nos deleite con todos esos aromas, sensaciones y referencias. Nuestro paladar registra ese sabor intenso y suave, a la vez que hace que perdure para el resto de nuestra vida y sientas que acabas de catar algo único.
Todos esos contrastes se perciben cuando una simple tapa de jamón la procesamos por nuestros sentidos y se alcanza ese momento cumbre, pero ¿hemos llegado a la felicidad? ¿Y el sentido del oído?
No sé cuál es realmente la definición de la felicidad o de un estado de felicidad, pero cuando estás rodeado de los tuyos comiendo es tapa de jamón, bien en casa o bien en celebraciones sociales, el oído te confirma que algo importante y emotivo está pasando, ¿será alegría?
Gracias a esa extraordinaria loncha de jamón, que ha sido percibida por todos nuestros sentidos, podemos concluir que has alcanzado la felicidad; o, al menos, unos momentos de felicidad para recordar.
El equipo Don Finardo
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